Este panel que tuvo lugar en el marco del Congreso Popular, Político y Científico de Agroecología, se desarrolló a través de un diálogo alrededor de la memoria de los sistemas tradicionales de producción y las estrategias para favorecer la transición agroecológica. Con la armonización del espacio por parte de la máxima autoridad del pueblo U´wa, Berito Kuwaruwa, quien, con la sabiduría otorgada por sus ancestros, recordó la existencia de otros sistemas de conocimiento que tienen una estrecha relación con lo sagrado y donde puede estar la clave y la respuesta a la crisis actual.
Esta apertura del espíritu y el llamado a la defensa del territorio para la pervivencia de los pueblos y su conocimiento, dio paso a la experiencia de la familia Chinguad en la voz de Irma, una joven indígena del pueblo Pasto de Cumbal (Nariño), quienes se dedican a la conservación de semillas altoandinas desde la chagra como escuela y la ritualización de la agricultura, resaltando expresiones como la fiesta cósmica del 3 de mayo, el día de las semillas, desde donde se valora sus sistemas tradicionales.
Por su parte, el docente Roger García del programa de Ingeniería Agroecológica de la Fundación Universitaria del Cauca – FUC, desde su experiencia en investigación sobre semillas nativas y agroecosistemas tradicionales y la dinamización de procesos sociales alrededor del sistema alimentario en el Cauca, planteó por ejemplo, cómo las evidencias científicas del cambio climático, son suficientes para declarar la urgencia y la necesidad de transitar hacia otros modelos, citando a Pablo Tittonell, en su postulado de que la transición hacia una producción de alimentos sostenible a través de los principios de la agroecología requiere, no de una transición, sino de varias transiciones simultáneas, a diferentes escalas, niveles y dimensiones, iniciando por el nivel personal- familiar- societal.
Para evidenciar la fuerza y la concreción de los principios de la transición agroecológica, el campesino Didier Taborda, presentó la experiencia de su familia en la finca “El Guatín”. Ubicada en la cordillera central en el municipio de Buga, presentó su proceso de transición que inició en el 2014, en un predio de 7.5 hectáreas, soportado en los principios de ciclaje de nutrientes, generación de sinergias y aumento de la agrobiodiversidad, combinando sistemas agrícolas y pecuario. Esta experiencia que además tiene un valor agregado por los registros y la sistematización de los datos de producción y costos, cuenta actualmente con gran variedad de especies, convirtiéndose en un faro de esperanza para la agroecología, como los llama Miguel Altieri.
A partir de estos planteamientos, que refuerzan la idea que la transición no sólo es productiva y por lo tanto no es una propuesta técnica de cambio de un paquete tecnológico por otro, Alejandro Galeano del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, presentó el camino transitado y la filosofía contenida en la construcción de los Lineamientos de la Política Pública de Agroecología. Señaló que dicha construcción se ha realizado a través de múltiples encuentros y talleres, los cuales han reunido a buena parte de los actores de la agroecología, especialmente organizaciones de base comunitaria. Entre los elementos más relevantes, mencionó el enfoque descolonizador de la Política y el lineamiento de agrobiodiversidad, sistemas bioculturales y crisis climática, que precisamente implican la recuperación y el reconocimiento de los saberes ancestrales y tradicionales.
Como ideas clave de este diálogo que buscaba poner de relieve vasos comunicantes entre la transición agroecológica y los sistemas de producción tradicional, se resalta que:
- Los sistemas productivos no están en el vacío, se encuentran al interior, en relación y son emergentes de los sistemas socioecológicos. En este sentido es la memoria biocultural la base de la identidad de los pueblos y es allí donde se encuentran las claves para los retos a la crisis socioecológica actual.
- La agroecología y los sistemas tradicionales de producción dependen ambos de la defensa de la vida que se concreta en la defensa de los bienes comunes amenazados por el extractivismo y el capital. Por ello, no puede existir la agroecología y es imposible revitalizar los sistemas productivos tradicionales, sino se hace esta lucha.
- La agroecología, al contrario que la agricultura convencional, revaloriza el conocimiento enraizado por las comunidades tradicionales (campesinas y originarias) en un diálogo de saberes. Por ello, mutuamente se nutren y alimentan y es la vía para que las expresiones de los sistemas tradicionales que aún perviven con todos los conocimientos asociados, se revitalicen y evitar que se pierdan por la presión del modelo de agricultura convencional y la erosión cultural.
Redacción
Ana Carolina Ochoa
Omar Sánchez