Este miércoles, el día de la tierra cumple 50 años desde que se celebró por primera vez un 22 de abril de 1970. En ese sentido, el cuidado de nuestra casa común, hoy por hoy debe ser una prioridad, considerando los contextos y realidades adversas que se afrontan en muchos territorios y que, generalmente, están afectando a poblaciones altamente vulnerables como consecuencia de la degradación de ecosistemas estratégicos tan frágiles como son las zonas de páramos, los bosques andinos o la selva amazónica, por citar algunos ejemplos. No hay duda que estamos llegando a un punto de no retorno y que las consecuencias pueden ser más complejas de lo que se vislumbra como un futuro catastrófico -en términos ambientales- si no se asume un compromiso global y se desarrollan acciones concretas y efectivas desde todos los ámbitos.
En ese sentido, el Instituto Mayor Campesino – IMCA, viene promoviendo e implementando diferentes acciones que contribuyen al cuidado de la casa común. Por un lado, el IMCA históricamente ha fomentado un modelo de producción agropecuaria amigable con el medio ambiente. Es así como, junto con instituciones y organizaciones aliadas, ha desarrollado procesos pioneros de formación, investigación y transferencia de conocimientos, permitiendo el fortalecimiento y posicionamiento de la Agroecología. Como resultado de esta dinámica, actualmente la Agroecología se concibe, no sólo como un modelo de producción sostenible, sino también como una propuesta política y un modo de vida que muchas familias y organizaciones sociales rurales adoptaron y, actualmente, promueven desde diferentes ámbitos territoriales.
En términos de la agroecología, en los últimos años, el IMCA ha llevado a cabo diferentes acciones, entre ellas, el fortalecimiento de capacidades de líderes y lideresas de organizaciones campesinas a través de diplomados avalados académicamente por la Pontificia Universidad Javeriana Cali. Una de las gratas experiencias fue el <<Diplomado en Agroecología y Economía Solidaría>>, que se llevó a cabo con jóvenes rurales de los departamentos de Valle del Cauca, Bolívar y Norte de Santander. En el marco de estos procesos formativos, se combinan aspectos teóricos y prácticos, cuya estrategia sirve para que las personas participantes adopten y coloquen en práctica los conocimientos adquiridos en sus fincas.
Asimismo, las prácticas agroecológicas están facilitando la conservación de la biodiversidad. A través de la implementación de las casas de semillas (en la sede del IMCA se encuentra la casa matriz), se están rescatando y preservando diferentes especies nativas que hacen parte de la amplia diversidad alimentaria con la que cuenta la agricultura familiar del país y que es desconocida por la especialización que ha promovido la agricultura basada en el monocultivo. Entre otras acciones que se realizan para la visibilización y fomento de la Agroecología se encuentran: el apoyo a proyectos productivos agropecuarios, las giras e intercambios de experiencias, el desarrollo de trueques o intercambios de semillas, la implementación de laboratorios de bioinsumos para la agricultura agroecológica, la participación en seminarios y congresos a nivel regional, nacional e internacional de Agroecología.
Por otra parte, el IMCA viene trabajando junto con otros actores sociales e institucionales en torno a la conservación y uso adecuado del agua. Por ejemplo, en alianza con la Federación de Acueductos Comunitarios del Valle del Cauca y la Red Nacional de Acueductos Comunitarios, se promueven y desarrollan acciones en torno al fortalecimiento de la gestión comunitaria del agua que realizan organizaciones sociales de la zona rural, generando un amplio tejido social que se articula en defensa del agua, la vida y el territorio. En este proceso se incluye el desarrollo de talleres de fortalecimiento de capacidades para juntas directivas de las organizaciones, usuarios y usuarias de los sistemas de abastecimiento de agua para consumo humano, con el propósito de generar una consciencia colectiva respecto a la conservación y uso adecuado de este vital líquido en las actividades domésticas y en las agropecuarias. Además, se apoyan y desarrollan acciones de conservación de los ecosistemas que provisionan el agua, entre ellas, la reforestación de microcuencas y el aislamiento de áreas estratégicas para favorecer la regeneración natural.
En este proceso vienen ganando gran protagonismo las mujeres y los jóvenes. Las mujeres rurales tienen una relación con el agua que se encuentra fundamentada en unos aspectos que van más allá de los usos agropecuarios. Por ejemplo, ellas evidencian la importancia de tener acceso a agua en la vivienda y que esta sea segura y apta para el consumo humano, de tal manera que se garantice el bienestar, especialmente para la niñez que es un sector vulnerable en la ruralidad. La juventud, por su parte, tiene un gran interés por la conservación ambiental y, en este caso específico, el agua es considerada un patrimonio natural que se valora como el más importante para la sostenibilidad de las dinámicas sociales y la supervivencia de todas las formas de vida. En ese orden de ideas, IMCA ha facilitado escenarios de encuentro comunitarios donde se permite el intercambio de experiencias y un diálogo intergeneracional con respecto a los usos, la conservación, las problemáticas y las posibles soluciones individuales y colectivas relacionadas con el agua.
Finalmente, es importante resaltar que otro aporte del IMCA al cuidado de la casa común es la puesta en marcha de su Política de Sostenibilidad Ambiental. Desde el marco de esta política institucional, que también adopta IMCA HOTEL, se promueven y desarrollan diferentes acciones entre las que se destacan: el uso adecuado y eficiente del agua, la disminución en el consumo de energía eléctrica y el uso de papel para impresiones, el manejo adecuado de residuos sólidos, el tratamiento de residuos líquidos, la supresión de recipientes de un solo uso y el reciclaje de materiales (papel, cartón y vidrio). Asimismo, el área natural con la que cuenta el IMCA sirve de nicho para la protección de la vida silvestre, puesto que el lugar es refugio, permanente o de paso, para diferentes especies de aves, mamíferos, reptiles, entre otras.
Redacción:
Pedro Antonio Ojeda Pinta