Bogotá, D.C. – El Instituto Mayor Campesino (IMCA), representado por su director Erminsu Iván David Pabón (Mincho), presentó una ponencia titulada “Territorios en Transición: Claves para la Agroecología Nacional” en el marco del prestigioso Foro Internacional “Transformación de Sistemas Agroalimentarios: Agroecología y otros enfoques innovadores”. El evento se llevó a cabo los días 29 y 30 de mayo de 2024, reuniendo a personas expertas y entidades de la cooperación internacional que promueven la agroecología de todo el mundo.
En su intervención, Mincho destacó cómo la agroecología puede transformar las condiciones de vida de las familias rurales en Colombia, subrayando la importancia de la formación y la planificación territorial como pilares fundamentales para este cambio. “Desde los años 80, hemos promovido procesos de educación no formal, reconociendo y valorizando el saber popular que se ha concretado a través de fincas agroecológicas demostrativas; así como en procesos de agregación de valor y comercialización de productos agroecológicos“, explicó Mincho. Este enfoque ha permitido a las comunidades rurales desarrollar una comprensión profunda y práctica de la agroecología, creando un patrimonio de conocimiento que hoy se traduce en programas de formación acreditados por el Ministerio de Educación y avalados por prestigiosas universidades; un ejemplo de ello es el Doctorado en Agroecología de la Universidad Nacional de Colombia – sede Palmira.
Asimismo, destacó la importancia de los planes de vida comunitarios, una construcción colectiva que expresa los sueños y aspiraciones de las comunidades rurales y que son esenciales para la formulación de políticas públicas locales. “Estos planes no sólo reflejan las necesidades inmediatas de las comunidades, sino que también incorporan sus visiones a largo plazo, asegurando que las políticas de desarrollo sean verdaderamente inclusivas y sostenibles“, añadió Mincho.
La ponencia también puso de relieve la importancia de la organización social y la incidencia política para lograr transformaciones significativas en el ámbito rural. Destacó la necesidad de apoyar y fortalecer la organización local para que las comunidades puedan articularse y defender sus intereses y derechos de manera efectiva; afirmando que “La organización local es crucial para implementar cambios reales y duraderos“.
Entre los ejemplos de éxito en este ámbito se encuentran el Plan de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional del Valle del Cauca (Ordenanza 480/2018), la Política de Desarrollo Rural Integral de Buga (Acuerdo 056/2018), la Política Publica de Agricultura Familiar, Campesina y Comunitaria del municipio de Ginebra (Acuerdo 011/2022) y el Plan de Agroecología del Valle del Cauca – PLAEV, que está próximo a convertirse en Ordenanza. Estas iniciativas han sido posibles gracias a la participación activa y propositiva de las comunidades rurales y al apoyo de diversas organizaciones, entidades gubernamentales, no gubernamentales y de cooperación internacional.
Asimismo, Mincho presentó una serie de recomendaciones clave para avanzar en la transición hacia la agroecología en Colombia. En primer lugar, subrayó la importancia de reconocer el conocimiento agroecológico existente y no limitarse a una perspectiva exclusivamente científica; señalando que, “Es fundamental valorar y aprovechar el saber local, que es el resultado de generaciones de práctica y adaptación a las condiciones específicas de cada territorio“. Otra recomendación crucial es realizar una lectura estratégica del territorio, identificando las potencialidades y retos para fortalecer las capacidades locales; este enfoque implica un análisis detallado de las condiciones ambientales, sociales y económicas de cada región, permitiendo diseñar estrategias adaptadas a las necesidades y oportunidades que brinda cada territorio.
El enfoque pedagógico participativo también fue destacado como esencial para la transición agroecológica. Mincho abogó por un modelo educativo que involucre activamente a las comunidades en el proceso de aprendizaje, fomentando el diálogo y la colaboración intersectorial; en ese sentido explicó que, “La educación debe ser un proceso bidireccional, donde tanto educadores como estudiantes aprenden y contribuyen con su conocimiento y experiencias“. Además, enfatizó la importancia de la sistematización y reflexión continua, así como la socialización de los resultados, aseverando que, “Es crucial documentar y compartir las experiencias y aprendizajes obtenidos, para que otras comunidades puedan beneficiarse y replicar las buenas prácticas“.
Para lograr transformaciones territoriales y de políticas, se subrayó la necesidad de establecer alianzas con diversos actores, incluidos los gobiernos desde el ámbito nacional, departamental y municipal, la academia, ONGs, organizaciones sociales y plataformas relacionadas como el Movimiento Agroecológico de América Latina y El Caribe – MAELA. “Las alianzas multiactor son fundamentales para gestionar y articular recursos de manera efectiva, promoviendo una descentralización que permita una toma de decisiones más cercana a las comunidades” explicó. En este sentido, destacó la importancia del diálogo con los tomadores de decisiones y el conocimiento de la dinámica gubernamental para asegurar que las políticas y programas de desarrollo agroecológico sean efectivamente implementados y sostenibles a largo plazo.
Finalmente, se concluyó la ponencia con varios llamados a la reflexión, instando a las personas participantes del foro a centrarse en la economía local agroecológica y en la producción de alimentos sanos. “Más economías locales agroecológicas, menos ideologías. La gente necesita vivir dignamente con la agroecología” afirmó Mincho de manera categórica, subrayando la necesidad de priorizar las acciones concretas sobre los discursos.
También abogó por una mayor producción agroecológica, enfatizando que es más importante la transición hacia prácticas agroecológicas sostenibles que la obtención de certificaciones. “Más alimentos agroecológicos que discursos agroecológicos: más comida sana en nuestras mesas” declaró, añadiendo que “menos demostración y más masificación de la producción agroecológica”, con lo cual ratificó la importancia de desarrollar “más procesos de transición que certificación” y eso significa “menos sellos y más confianza“.
Con todo esto, el IMCA reafirma su compromiso con el fomento de la agroecología como una vía para el bienestar integral, el buen vivir y la mejora de la calidad de vida, principalmente para las zonas rurales de Colombia. A través de su trabajo y en cumplimiento de su misión, el IMCA busca no sólo mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales, sino también contribuir a la construcción de un sistema agroalimentario más justo, sostenible, solidario y resiliente. De esta manera, el IMCA continuará trabajando en colaboración con comunidades, organizaciones de base, redes o plataformas, entidades gubernamentales y cooperación internacional, para avanzar en la transición hacia la agroecología, fortalecer las experiencias agroecológicas existentes y lograr un futuro más sostenible e incluyente para todas las formas de vida.
Redacción
Pedro Antonio Ojeda Pinta