Finalizando el año 2014 muchos de los Grupos Autogestionados de Ahorro y Crédito (GAAC) que el IMCA viene acompañando en el centro del Valle del Cauca (Colombia) culminan un ciclo más de experiencia. Esta iniciativa enmarcada dentro de la economía solidaria se está posicionando en distintas comunidades vulnerables del sector rural y urbano de 10 municipios del Valle del Cauca (Trujillo, Riofrío, Tuluá, Buga, Ginebra, Guacarí, Restrepo, Yotoco, Vijes y Andalucía); los GAAC son grupos integrados por mínimo 11 y máximo 19 personas (niños, niñas, jóvenes y adultos), quienes regidas por un reglamento interno, se reúnen cada 15 días durante periodos que oscilan entre 8 y 12 meses, para realizar un ejercicio de ahorro que les permite igualmente acceder a créditos para atender distintas necesidades.
Durante el desarrollo de esta experiencia, sus integrantes van consolidando lazos de amistad, rescatan y cultivan valores fundamentales para la sociedad, exponen todo su potencial creativo para generar mayores ingresos, y al final del ciclo, como quien llega y traspasa la línea de meta en una carrera atlética, sienten y vibran por la satisfacción de haber logrado un propósito, quizá para muchos sencillo, pero cuando se trata de comunidades vulnerables es toda una hazaña; por eso, la alegría brota de su ser, como el agua de un manantial, cuando se cumple un ciclo de ahorro.
Estas y otras sensaciones las he palpado acompañando esta dinámica, especialmente en la fase denominada “distribución de capital”. En esta etapa final del ciclo de ahorro, los grupos organizan distintas actividades de integración, entre las que se destacan el jugar “amigo secreto” y compartir una comida especial, más aún cuando la época de la Navidad comienza a dar ese toque exclusivo a los distintos escenarios de una comunidad. Todo esto es maravilloso, pues es una mezcla de colores, sabores y aromas; la alegría del deber cumplido se expande en esos escenarios donde los integrantes del grupo se reúnen, no por última vez, sino para dar por culminada una meta trazada y desarrollada satisfactoriamente.
Sin duda alguna, los participantes, que en su gran mayoría son mujeres, reconocen las bondades de los GAAC; entre ellas, la posibilidad que brindan para hacer un ejercicio de ahorro de manera responsable, permanente y sostenible. “En casa pueden suceder dos circunstancias, la primera es que no podemos ahorrar y la segunda cuando lo estamos realizando, ante cualquier necesidad de inmediato rompemos la alcancía… y bueno una y otra vez, hay que volver a empezar, o terminamos desanimadas y no lo hacemos más”, así lo afirma doña Argenis, integrante de uno de los GAAC de la zona rural del Municipio de Buga.
Entre tanto Marllury, una de las integrantes de los GAAC del Municipio de Andalucía, asevera que “El GAAC ha generado un espacio para compartir con las compañeros y compañeras, hacer un ahorro que para esta época del año es muy importante y tener la posibilidad de acceso a crédito de manera rápida y a muy bajos intereses”. Y es que una de las bondades que más se reconoce a los GAAC es su función efectiva para atender las necesidades de crédito de quienes los integran y que en un momento dado desean adquirir esta responsabilidad frente a sus demás compañeros y compañeras.
En ese sentido, es importante destacar que los créditos que se solicitan en la dinámica de funcionamiento de los GAAC, se orientan para resolver retos y/o necesidades personales o familiares de diferente índole. Los recursos de crédito se invierten para atender temas de estudio, salud, compra de mercancía para el negocio personal o familiar, fortalecimiento de los proyectos productivos de tipo agrícola y pecuario, arreglo de la vivienda, mantenimiento de motocicletas que les sirve como medio de transporte, viajes, entre otros.
“Aquí nos reímos, recochamos, tomamos del pelo, compartimos con los demás compañeros y le hacemos un quite a esa costumbre que se viene dando de no confiar en los demás”, así lo afirma Andrés, un joven integrante de uno de los GAAC del Municipio de Guacarí.
Así es, la labor que vienen desarrollando los GAAC en distintas comunidades del centro del Valle del Cauca es satisfactoria; además, se vislumbra que con el transcurrir del tiempo se están fortaleciendo, pues quienes hacen parte de ellos, se van empoderando de todo el proceso metodológico y lo van cualificando, buscando el mayor beneficio para todos y todas de manera justa, equitativa y solidaria.
Redacción y fotografía
Pedro Antonio Ojeda Pinta