Hoy 31 de julio de 2015, queremos compartir con ustedes nuestra doble alegría, por un lado la festividad en honor a San Ignacio de Loyola, y por otro lado la celebración de los 53 años de fundación del Instituto Mayor Campesino – IMCA. Es un regocijo sentir y gustar que durante más de medio siglo de existencia, hemos enfocado nuestro servicio a favor de uno de los sectores sociales más vulnerables, integrado por campesinos y campesinas, quienes a pesar de las dificultades y los contextos adversos, continúan ofreciendo su esfuerzo y trabajo en una labor tan bella y milenaria como la agricultura.
Son esas personas quienes le han dado sentido a la misión del IMCA, cuyo enfoque estará orientado siempre en contribuir en el mejoramiento de sus condiciones de vida, bienestar y bien vivir. Es por eso que los esfuerzos no cesan y hoy más que nunca, cobran gran importancia en un contexto de relaciones que van más allá de la parcela, la vereda, el municipio. Uno de los esfuerzos es la formación, proceso que sigue siendo vigente y pertinente como hace más de 50 años, cuyo propósito ha sido el de brindar capacidades a campesinos y campesinas para que participen en los espacios donde se toman las decisiones que les afectan.
Asimismo junto al sector campesino y con el apoyo de otros aliados del territorio, se participa de manera propositiva en los distintos ejercicios de planeación, entre los cuales se destacan los planes de vida comunitarios, los planes de desarrollo municipal y los planes de ordenamiento territorial. Que gozo nos embarga entonces, cuando vislumbramos a líderes y lideresas que participan en nuestros procesos de formación, dialogando y concertando con la institucionalidad pública y/o privada en torno a aspectos tan importantes como los proyectos de inversión.
Ahora bien, no se trata solo de formar o de acompañar dinámicas de incidencia en los espacios e instancias de participación y de toma de decisiones; nuestro esfuerzo también se concentra en gestionar distintos proyectos de tipo social, cultural, ambiental, económico y político. Finalmente, son estas iniciativas las que van contribuyendo paulatinamente en cambiar las realidades adversas que vive y afronta el campo colombiano.
Por esto y mucho más, en esta fecha de celebración queremos agradecer inmensamente el compromiso de los campesinos y las campesinas que creen y trabajan de la mano con nosotros. Agradecimiento que hacemos extensivo a las autoridades locales de los territorios donde hacemos presencia, y muy especialmente a las agencias de cooperación que apoyan nuestro trabajo, haciendo posible el cumplimiento de nuestra misión institucional de servir y articular esfuerzos a favor de los más necesitados, en un marco de solidaridad, equidad y justicia.
Son 53 años de ardua y continua labor, tiempo durante el cual se ha acumulado una gran experiencia que deseamos seguir colocando al servicio del país y ahora más que nunca cuando vislumbramos el fin del conflicto armado; situación que nos invita y reta a seguir aportando en la construcción de una paz duradera y a favor de la sostenibilidad integral de los territorios. Aquí estamos, junto a ustedes, para ser actores claves en un escenario de postconflicto.
Redacción
Pedro Antonio Ojeda Pinta
